Cuenta la tradición de nuestro pueblo, que cuando se deseaba que cierta persona ingresara en la familia o linaje, procuraba atraerla a su casa y hacerle que diera unas vueltas alrededor del fuego del hogar. Con esto creía seguro el logro de su deseo.Ha sido deseo de los humanos conceder al fuego un lugar de privilegio, purificando lo dudoso, y ejerciendo de compañero cantarín imprescindible en las noches frías, abrigando los cuentos y leyendas que cuentan los mayores, hipnotizando a los niños y niñas preparados para el sueño. |